lunes, 25 de agosto de 2014

El viaje de los encuentros

Por fin puedo llegar a casa, dejo mis cosas, me saco la campera, mi camisa, me desato el pañuelo de mi garganta, y voy a mi habitación… Hoy… Hoy no fue un gran día…
Cuando entro en mi habitación lo primero que noto es que esta oscura, ¿será porque siente lo mismo que yo? O ¿Por qué está conectada a mí? Es raro, aun no lo sé.
 Automáticamente sale de la pared mi cama, me recuesto en ella, agarro mi FS 004 (Fortia Spatium 004) y me transporto a otra realidad paralela.
Este prototipo lo invente un día en clases de ciencias y física, estaba imaginándome un mundo diferente y una vida más bonita de la que estaba viviendo, después de jugar un rato con fórmulas y hurgando en la vieja biblioteca de libros de ciencias logre crear este dispositivo. Era la primera vez que funcionaba, creo que no morí en un limbo de espacio mientras viajaba las anteriores 3 veces porque una fuerza extraña me protegió.
Iba a ser mi primera vez viajando en el espacio y tiempo a velocidad de años luz. Quería llegar a otra galaxia, a otro planeta, quería investigar, conocer y tener mi propio mundo donde yo sería la que era feliz.
Este experimento consta de viajar por agujeros de gusano, esto consiste en que la materia del espacio y tiempo pueda viajar por una sola garganta conectada a dos extremos en dos universos paralelos.
Me recuesto en mi cama, me coloco el prototipo FS 004 y cierro los ojos, para cuando los abro estoy en mi habitación, vestida de la misma manera. Abro la puerta de mi habitación, que en realidad no es mi habitación pero por dentro si, y salgo afuera. Ahí me encuentro en otro mundo, pienso ‘’Lo logre’’ y una lagrima recorre mi mejilla porque algo había hecho en mi vida, había logrado viajar en el tiempo y espacio, pero claro aún tenía que ver que ocurría en ese mundo, principalmente saber si era un mundo.
Salgo de mi habitación por completo, llena de miedo, porque no sabía que iba a encontrarme afuera, igual mucho no me importaba lo que me llegaría a pasar, lo que no quería era volver a mi verdadero planeta.
Vi que era una ciudad común y corriente, no había nada extraño, había gente que pasaba caminando, lo único extraño era que allí estaba soleado, no había nubes y los colores eran más vivos que nunca, muy contrario a mi casa. Yo era la única que vestía de colores oscuros, negros, rojos, y más negros. Mi pelo corto se movía al compás de la brisa y yo no entendía que estaba ocurriendo.
Logre encontrar dinero tirado en mi habitación, así que me dirigí a una cafetería, ahí un mesero me atendió, cuando salí de ahí me tropecé con un chico, terminando yo en el piso. El chico me miro, me sonrió avergonzado y me pidió disculpas, se las acepte y preferí no mirarle a los ojos, lograba ponerme roja con tan solo mirarme. El chico insistió acompañarme a mi casa, que por dentro era solo una habitación,  era tarde así que lo acepte. Al dejarme en la puerta me dijo ‘’Mañana te pasare a buscar a las 17:00’’, acepte pero con miedo. No lo conocía, pero sabía cuidarme aunque mi seguridad no me importaba mucho.
Volví a mi habitación, me recosté, las luces eran de colores tenues, era raro como me sentía, tenía mis sentimientos y emociones, también pensamientos mezclados, la causante era el viaje de un minuto que equivalían a millones de años luz. No quería irme, la vida en este planeta era más bonita.
Dicho planeta era igual al planeta Tierra, estaba evolucionando básicamente de la misma manera pero para bien, este no había tenido una guerra nuclear, por eso tan hermoso paisaje incluso en una ciudad. La gente solía ser amable, solidaria y humilde, muy distinto a mi planeta donde la gente se guiaba por la tentación de los pecados capitales, mi planeta había sufrido una guerra nuclear lo que ocasionó un efecto invernadero en la mitad del planeta y la extinción de muchas especies.
Al otro día me desperté con el golpeteo de unos dedos en la puerta de mi habitación, la abrí lentamente con miedo, y allí estaba, era el chico de la noche anterior, no sabía el nombre ni siquiera. Era alto, de ojos marrones oscuros, pelo negro cortó y parado con apenas un poco de gel, usaba una camiseta blanca y pantalones negros y llevaba un morral de jean. Me sorprendió porque el destacaba entre todos, era distinto, él tenía esa pizca de diferencia entre todas las personas, ¿él era libre quizá?
Lo deje entrar, y no me dejo hablar, directamente me dijo:-Mi nombre es Lucius, soy hijo de un científico muy reconocido de la ciudad. Estuve anoche viendo las lecturas magnéticas de dicha ciudad y apareció esta dirección como la atracción más poderosa. Tú no eres de acá ¿Verdad? Mira puedes serme sincera, puedes confiar en mi.- Me quede boquiabierta, no podía creerlo, tenía miedo pero le conté lo del prototipo y lo de mi viaje. Le había dicho que no me importaba más nada en mi planeta, La Tierra, y que al lugar donde llegara iba a ser feliz porque iba a ser mejor que la Tierra. El me sonrió amablemente y me dijo que estaba bien.
Me propuso armar otro FS 004 para que el pudiera viajar conmigo a la Tierra. Estuvimos meses consiguiendo todo, y armándolo. Pasamos mucho tiempo juntos, demasiado para serles sincera, lo cual hizo que sintiera una atracción hacia él, pero me daba vergüenza decírselo así que preferí callarme y no decirle nada, mi vida en ese planeta, ‘’Terranova’’, se había construido nuevamente, desde cero, con amigos nuevos y cosas nuevas. Por fin ya lo teníamos armado, y por fin íbamos a poder viajar.
Entre a mi habitación después de aproximadamente 7 meses, ella estaba apagada, me sorprendió pero yo fui ahí por un propósito y era mi viaje a la Tierra otra vez…
Lucius me ayudo a sacar la cama de la pared, nos acostamos los dos y nos colocamos el FS 004, nos tomamos de las manos y cerramos los ojos, en cuestión de un minuto habíamos viajado a mi habitación otra vez. Aun apagada, nos levantamos con miedo, abrí la puerta, y me di cuenta que la ciudad ya no existía, solo se podía ver el resto de las casas, cenizas y brazas casi extinguiéndose. Fue el único momento donde mi corazón se apretujo y dentro de mi estómago se hizo un dolor fuerte, tan fuerte que no pude evitar contener un grito de angustia. Mis lágrimas brotaron de mis ojos y me di cuenta que el cable que conectaba a mi habitación estaba apagado, quizá había muerto. Pues así era, la niña del planeta Tierra había muerto, se había convertido en una mujer en Terranova, se había convertido en otra persona, más buena… más viva. Conecte la habitación, era como si tuviera vida para mí, las luces muy lentamente se encendieron, eran de un color rosa claro como las rosas en primavera, y de las paredes brotaron gotas de agua, ¿Acaso estaba feliz por mí? Pues esa fue la última vez que logre reflejarme como una niña feliz en el planeta Tierra.
Me acosté en mi cama, Lucius aun al lado mío, me coloque el prototipo y con mis ojos llorosos me despedí de mi vida anterior, que aunque no fuese buena, la echaba de menos. Despedí a mi habitación como si fuese una persona, era mi pequeño gran mundo de aventuras. Cerré los ojos y volví a viajar en un minuto mil años luz, volviendo a Terranova para comenzar mi nueva aventura…